Manuel Menéndez termina su aventura en Unicaja arrollado por la ola malagueña que hace justo dos años le cedió el puesto de consejero delegado para llevar adelante la fusión con Liberbank. Pero hacía meses que esa ola se había convertido en un tsunami que se ha ido llevando por delante a la mayor parte de sus valedores en el consejo de administración y ha seguido cogiendo fuerza hasta que ha terminado por arrastrarle también a él (pacto mediante), el rey de las fusiones, arrasado por la última fusión.
Pero la historia de Menéndez que comenzó como presidente de la extinta Cajastur en los años 90, le llevó a tener mando en plaza en Hidrocantábrico a principios de los 2000, y tras varias uniones con otras cajas, despacho en la Avenida del Mediterráneo de Málaga hace apenas dos años, pudo haber tenido muchos más episodios durante los años de las fusiones bancarias en España de no haber sido, precisamente, por el ansiado poder de la silla de consejero delegado que ahora le ha llevado a la puerta de salida de Unicaja.
La lucha de poderes lleva desde el principio instalada en la antigua caja malagueña. Más de una década antes, ese tira y afloja dio al traste con una tentativa fusión de Cajastur con Caja Madrid "porque Menéndez quería ser CEO", dice Rodrigo Rato, entonces al frente del banco, en su último libro. Algo similar habría ocurrido con la intentona que hizo Abanca sobre Liberbank años después y que los observadores del sector en ese momento señalan como "un triple" que los venezolanos de la caja gallega no estaban dispuestos a aceptar.
Sí salió, sin embargo, la unión de la CAM (Caja de Ahorros del Mediterráneo), Caja Extremadura y Caja Cantabria, silla de consejero delegado para Manuel Menéndez mediante, en la época de las fusiones frías.
La primera intentona de matrimonio entre Unicaja y Liberbank tuvo lugar años antes de que finalmente se produjera la entrada en capilla. Entonces esta unión también falló por el equilibrio de poderes que años después se terminaría solucionando en un movimiento que daba un plazo transitorio de dos años para reequilibrarlos. Los malagueños aceptaban a Menéndez como consejero delegado con la condición de que antes de este mes de julio fuese reevaluado. No dio tiempo a agotar los plazos y las maniobras de algunos miembros del consejo, unidos a los últimos acontecimientos, hicieron que la salida se precipitase estas últimas semanas.
Pero las reticencias iban mucho más allá y llegaban incluso a demostrar la animadversión de los dos bandos a través de los patrocinios deportivos de la entidad. Si bien Unicaja mantiene su apoyo al equipo de baloncesto que lleva su nombre, retiró el que Liberbank tenía del club ovetense del mismo deporte. Así, la última fusión se llevó por delante al rey de las uniones bancarias.