Banca y finanzas

La banca acelera su limpieza: reduce el ladrillo a casi la mitad en un año

  • Tiene en venta activos por 6.000 millones
<i>Foto: Archivo</i>

Fernando Tadeo

La banca acelera la limpieza de su balance con el objetivo de elevar la rentabilidad. Las entidades están cerrando y poniendo en marcha grandes carteras de activos tóxicos relacionados con el sector inmobiliario. Solo en lo que llevamos de año, esta carga se ha reducido a casi la mitad, pasando de algo más de 132.000 millones a menos de los 75.000 millones.

Este descenso ha sido posible principalmente a las transacciones llevadas a cabo por el Santander y BBVA, que se han deshecho en conjunto de algo más 43.000 millones, en dos operaciones únicamente.

El primero se deshizo de adjudicados y préstamos al promotor heredados del Popular por importe de unos 30.000 millones este verano, mientras que el segundo ha acordado esta semana el traspaso de todos los pisos, suelos y locales que tenía en balance por impagos de sus clientes.

Pero el resto del sector financiero también ha aprovechado el mayor interés de los inversores -sobre todo firmas de recobro y fondos- por este tipo de activos y han aumentado el ritmo de ventas, bien a través de la red de sucursales o en el mercado mayorista.

Los bancos, que llegaron a acumular una exposición al ladrillo cercana a los 200.000 millones en 2012, antes de que el Gobierno reclamara el rescate a Europa y constituyera la Sareb para sanear los grupos más débiles, intentan limitar todo lo posible la penalización que supone la nueva normativa europea de provisiones, que entra en vigor el 1 de enero, además de recortar el coste económico y de dedicación que conlleva este negocio, que no es estratégico.

70.000 millones más de mora

Pese a esta mejora, el lastre aún es significativo, ya que el sistema tiene otros 70.000 millones de préstamos morosos concedidos a otros segmentos (pymes, industria, servicios, hipotecas, etc.), que son improductivos y generan pérdidas adicionales, con lo que el montante de activos tóxicos suman unos 145.000 millones. Con estos números, el sector de nuestro país es el segundo de Europa que lleva el mayor saco de negocio no rentable a sus espaldas, por detrás del italiano.

Además, aunque los créditos insolventes están mermando sustancialmente en los últimos tiempos, como consecuencia de la recuperación económica, aún hay entradas de financiación impagada, con lo que el riesgo de pérdidas futuras continúa.

Los reguladores y el mercado llevan tiempo instando a las entidades a que reduzcan al mayor ritmo posible toda esta carga, que lastra su cuenta de resultados e impide a los inversores obtener una rentabilidad atractiva, superior al 10%. Los bancos españoles están haciendo los deberes y cumpliendo con las recomendaciones, pero no todos está consiguiendo los mismos avances.

Peso elevado

Hay entidades que aún mantienen en balance un volumen elevado de activos inmobiliarios en cartera en relación a su tamaño. Éste es el hecho, por ejemplo, de Liberbank, que ha tenido que ampliar capital este mes de noviembre para poder desaguar el ladrillo de sus tripas, al destinar buena parte de los 500 millones captados en la ampliación para subir las coberturas y rebajar los precios en las carteras sin asumir pérdidas adicionales. El grupo que lidera la antigua Cajastur cuenta con inmuebles y créditos al promotor por importe superior a los 4.750 millones, que suponen el 12% del total de sus activos. El banco ha diseñado un plan para rebajar dos tercios este volumen hasta 2020 y ha comenzado a reducirlo mediante la colocación de lotes a fondos.

En el caso de CaixaBank y Banco Sabadell, el peso del ladrillo por encima de la media del sector, aunque ambos tienen a la venta carteras y no descartan llevar a cabo operaciones de desinversión significativas. Así, CaixaBank acumula aún 22.000 millones de euros en este tipo de activos mientras que el Sabadell, más de 15.000 millones.

En la actualidad, el sector ha puesto sobre la mesa activos por valor nominal de 6.000 millones, que podrían ser trasferidos antes de que termine el año o en los primeros meses de 2018. Un cuantía que previsiblemente crecerá de manera relevante. Bankia, que culminará la absorción de BMN este mes de diciembre, está analizando la posibilidad de desprenderse de toda la actividad inmobiliaria en una sola transacción. Ya lo intentó hace más de un año, pero el momento elegido no fue el adecuado por falta de interés de los inversores. Ahora confía en que podrá desaguar activos inmobiliarios por un valor superior a los 6.000 millones.