Por fin, Luis Bárcenas, a sus 68 años, camina otra vez en libertad, aunque quizás sin el aplomo de antaño, cuando sus zapatos italianos pisaban alfombras mullidas y el sonido del terciopelo lo envolvía todo. Ahora, el extesorero del Partido Popular ha salido de su encierro, con la misma resignación con la que un hombre observa, al amanecer, las ruinas de su propia fortaleza. Por su lado, Rosalía Iglesias, su esposa y compañera en esta travesía, de 64 años, ha compartido ese descenso al infierno con la perseverancia callada que otorgan la edad y el orgullo intacto de quien no quiere rendirse ante el descrédito.