Correlación no implica causalidad. Vicente Nieves lleva buscando explicaciones a los movimientos de los mercados y de la economía desde la crisis financiera de 2007. Aún no tiene la respuesta.

Rusia se enfrenta a un problema inesperado. Cuando comenzó la invasión a Ucrania, hace ya más de dos años, nadie habría apostado en Moscú a que esta guerra podría acabar trasladándose dentro de su propio territorio dada la abrumadora superioridad del ejército ruso. Sin embargo, en la actualidad, Ucrania no solo está golpeando al Kremlin donde más le duele (la infraestructura energética), sino que sus selectivos ataques están disfrutando de las sinergias que generan las sanciones de EEUU. El resultado es que Rusia se enfrenta a un doble golpe que pone en serio riesgo su capacidad de refino: Kiev flagela las refinerías con ataques de drones y EEUU impide que Moscú repare en su totalidad estas infraestructuras a través de las sanciones.

El petróleo y los productos refinados son la mayor fuente de ingresos de Moscú. Con la venta de estos productos, Rusia ingresa miles de millones de dólares cada año. Esta es la fortaleza de Rusia, sus materias primas. Lo lógico desde el punto de vista estratégico del ejército ucraniano sería atacar directamente las terminales de exportación de petróleo y productos refinados de Rusia, lo que cortaría de raíz esta entrada de ingresos. Sin embargo, Ucrania está concentrando su estrategia con ataques masivos sobre las refinerías, lo que a primera vista parece tener menos sentido. ¿Por qué Kiev opta por atacar las refinerías en lugar de los puertos o directamente los campos de petróleo?

La inflación sigue desacelerando en la eurozona y, aunque al trantrán, se acerca al objetivo del 2% fijado por el Banco Central Europeo (BCE). Esto hace que, recurrentemente, resurjan las presiones sobre sus responsables para que bajen unos elevados tipos de interés que tuvieron que subir a la carrera y que percuten sobre hogares y empresas. Desde el organismo, sin embargo, siguen pidiendo cautela. Sus funcionarios temen cometer el peor error que puede tener un banco central: empezar a bajar los tipos y que, a medio camino, haya que recular y volverlos a subir ante un rebrote o una inusitada persistencia de la inflación. Aunque a veces parece un miedo infundado, debajo de los positivos datos de desinflación sigue durmiendo este monstruo.

El mercado inmobiliario español se ha convertido en un auténtico fortín durante la última década. Ni la crisis del covid que hundió el PIB más de un 10% ni las subidas de los tipos de interés han logrado revertir la tendencia al alza de los precios de la vivienda en España. Contra todo pronóstico, el precio de la vivienda ha resistido la histórica subida de tipos del Banco Central Europeo (los tipos han pasado del -0,5% hasta el 4%). Sin embargo, un modelo econométrico realizado por un famoso banco de inversión francés cree que los precios de la vivienda en España aún pueden llevarse un susto importante.

Ucrania ha dado en el centro de la diana energética de Rusia. Un ataque con drones en la región de Tartaristán ha logrado dañar una de las refinerías más importantes del país, generando un incendio en las instalaciones y haciendo saltar las alarmas en el mercado de refino y de petróleo. Los futuros de crudo suben alrededor de un 1,5%, lo que está llevando al petróleo Brent a tocar máximos no vistos desde octubre de 2023, llegando por momentos a superar los 89 dólares por barril. Pese a todo, este ataque ha sido solo un aviso, puesto que el personal de la refinería y los bomberos han logrado apagar el fuego. Sin embargo, el ataque ha sido en el corazón industrial de Rusia, lo que revela la gran capacidad de Ucrania para atacar objetivos lejos de sus fronteras.

Portugal fue uno de los países europeos que sintió con mayor intensidad la crisis financiera de 2007. La maltrecha economía lusa, al igual que España, Italia y Grecia, sufrieron el golpe inicial (2007-2009) y un segundo zarpazo, más duro si cabe, durante la crisis de deuda soberana (2010-2013) que estuvo a punto de romper el euro. Durante ese periodo, los medios anglosajones alumbraron un término peyorativo para denominar a estos países con serios problemas para financiarse en los mercados: los PIGS (del inglés Portugal, Italy, Greece y Spain). Aunque en la actualidad este término apenas se escucha, puesto que estos países han logrado estabilizar su deuda y se financian en los mercados, sin duda la historia de Portugal merece un capítulo aparte por su espectacular recuperación. La economía lusa se ha distanciado de los PIGS (que significa cerdos en inglés) en varios indicadores clave que auguran un futuro prometedor para el 'vecino pobre' de España.

La economía de Francia se encuentra en serios problemas. El avance del PIB ha perdido buena parte de su impulso durante 2023, mientras que para este año se espera un crecimiento todavía inferior, que podría estar entre el 0,6 y el 0,8%. Al mismo tiempo que la economía se 'apaga', el gasto público galo sigue superando con creces los ingresos, generando un déficit público que se mantiene en cifras extremadamente altas. Esta debilidad en Francia ha generado una situación curiosa: por primera vez en más de una década, España presenta un déficit y una deuda pública sobre PIB inferiores a los de Francia, lo que a su vez ha permitido que los diferenciales de deuda se estrechen entre ambos países, llevando incluso a un famoso banco de inversión galo a recomendar la inversión en España por delante de Francia.

Un espacio geográfico que es compartido por siete países que no hacen 'buenas migas', que además es una ruta comercial clave para el tránsito del comercio marítimo y que, para colmo, es una zona que cuenta con un 'tesoro' energético que todos ambicionan. Estos son los ingredientes de un cóctel explosivo que puede estallar en cualquier momento. La 'temperatura' sube poco a poco en el denominado mar de la China (denominado así por los chinos, el resto de los países que comparten sus aguas le dan habitualmente otra denominación). Los sentimientos, los recursos energéticos, la situación estratégica de estas aguas, la implicación directa de China (el país que quiere ampliar su zona de control frente al los otros seis) y la implicación indirecta de otras potencias son más que suficiente para que este conflicto latente ocupe un lugar dentro de la lista de grandes riesgos globales.

En los albores de la década de 1920, hubo una comunidad que, casi de la noche a la mañana, se convirtió en la nación más prospera del mundo en términos de PIB per cápita. Detrás de este cambio radical solo podía haber un 'milagro'. En este caso, como en tantos otros, fue el hallazgo de grandes cantidades de petróleo. Así comienza la historia de los Osage, una tribu nativa americana, que vio como su gran fortuna petrolera se transformaba en una cruel maldición, convirtiéndose en víctimas de uno de los saqueos más sanguinarios registrados en la historia de los Estados Unidos. Este ominoso honor les catapultó hacia una trágica narrativa, la cual ha permanecido en la oscuridad hasta tiempos relativamente recientes. Fue el periodista David Grann quien, en su obra 'Los asesinos de la luna', arrojó luz sobre esta historia, y ahora, gracias a la película homónima dirigida por Martin Scorsese, la trama adquiere una nueva dimensión de notoriedad.

Ucrania está torpedeando la capacidad de refino de Rusia con los ataques masivos de drones en territorio ruso. Tal ha sido el impacto que hasta EEUU ha pedido a su aliado que detenga este tipo de ataques que amenazan la estabilidad mundial del mercado de petróleo y de productos refinados (Rusia es una de las mayores 'refinerías' del mundo). Pese a todo, es posible que el mercado de combustibles y de crudo aún no haya visto lo 'peor'. Ucrania tiene en el punto de mira una refinería que es una de las joyas de la corona de la industria rusa y que, de ser atacada e inutilizada, podría desencadenar un auténtico seísmo en el mercado.