Correlación no implica causalidad. Vicente Nieves lleva buscando explicaciones a los movimientos de los mercados y de la economía desde la crisis financiera de 2007. Aún no tiene la respuesta.

La curva de tipos de EEUU ha sido un indicador casi infalible para anticipar la llegada de una recesión desde 1950 a esta parte. Ahora, esta curva, formada por la unión de los diferentes rendimientos que ofrecen las letras y bonos del Tesoro de EEUU, está lanzando una señal de alerta diferente: el Gobierno de EEUU se acerca de forma muy peligrosa al default o impago. Los analistas coinciden, esta vez el riesgo es real ante el enconamiento de republicanos y demócratas en sus posturas y la joroba de la curva de tipos es la prueba del algodón.

El mercado de petróleo está siendo protagonista de una situación un tanto atípica. En un momento en el que la demanda se mantiene fuerte y los recortes no paran de sucederse por el lado de la oferta (la OPEP y Rusia), el precio del crudo está sufriendo caídas intensas (hoy cae más de un 3%) que han llevado al barril de Brent y West Texas muy por debajo de los niveles previos a la guerra. El miedo a una recesión en los países avanzados y una ralentización en China puede con todo. Por mucho que se recorte la oferta, si la demanda se debilita, el petróleo parece condenado a caer.

La economía en los países desarrollados goza, a primera vista, de buena salud, según han revelado esta semana los datos de PIB. Sin embargo, hay otros indicadores que están anticipando la llegada de una recesión.  Entre estos últimos se encuentra el comercio internacional, que en términos de volumen está cayendo a una de las tasas más rápidas de las últimas tres décadas. Aunque todo hace indicar que al final del primer trimestre se podría estabilizar, los datos históricos revelan que una contracción como la actual en este indicador suele anticipar la llegada de una recesión.

La economía de España no solo sigue resistiendo, sino que además está acelerando en los primeros compases de 2023 (respecto al trimestre anterior). Aunque el buen momento que atraviesa el mercado laboral no ha sido suficiente para devolver a la vida al motor del consumo, en esta ocasión el dato de PIB se ha visto impulsado por la demanda externa (exportaciones y turismo, sobre todo) que vuelve a 'tirar del carro' de la economía. El PIB ha crecido un 0,5% intertrimestral, tres décimas más que en los últimos tres meses de 2022, mientras que en términos interanuales ha avanzado un 3,8% interanual. Los datos han rebasado las previsiones de los analistas, que habían vaticinado un crecimiento intertrimestral del 0,3% y uno anual del 3%. España es uno de los países que más crece de la zona euro.

En la escena internacional y teniendo en cuenta el conjunto global de transacciones comerciales y financieras, el dólar sigue siendo el rey. Sin embargo, cada vez son más los signos, las pistas  las tendencias nacientes que amenazan esta hegemonía y que ponen en duda el reinado del dólar en el futuro. La última se ha producido recientemente: el yuan chino o renminbi ha superado al dólar por primera vez en los pagos transfronterizos de China.

La crisis del coste de la vida está golpeando con intensidad al bolsillo de los españoles. Una parte importante de incremento de precios ha sido producto de la subida de los combustibles. Aunque el auge de la gasolina o el diésel ha sido generalizado, los precios entre estaciones de servicio varían mucho. Repostar en una gasolinera con un precio medio o en una 'low cost' puede suponer un ahorro de entre 10 y 20 euros de media por depósito. ¿Cuál es el secreto de estas gasolineras para ofrecer un precio inferior en un producto que a primera vista parece igual?

No solo la subida de los tipos de interés puede golpear al mercado inmobiliario. El cambio climático y sus efectos son un gran enemigo para las valoraciones y este peligro no siempre se tiene presente. El mayor riesgo de fenómenos como inundaciones o incendios forestales tendrá un impacto en los mercados de vivienda si no se actúa ya. Los avisos han empezado a proliferar en EEUU después de varios huracanes, pero Europa tampoco es inmune, como prueban las devastadoras inundaciones vividas por Alemania en 2021. Un reciente informe de Capital Economics pone el foco sobre las ciudades europeas más expuestas, siendo una de ellas Barcelona.

Las subidas de tipos de interés están llegando a su fin. El propio Banco Central Europeo se dio de margen hasta julio para alcanzar el tipo de interés terminal (este es el techo de los tipos en este ciclo de subidas). Este acuerdo dentro del Consejo de Gobierno da un margen de tres reuniones a los 'halcones' (defienden unos tipos más altos y una política monetaria más restrictiva), contando con la de mayo, junio y julio. Sin embargo, todo hace indicar que estamos cerca de ver los últimos cónclaves favorables a los 'halcones', lo que está inclinando la balanza del BCE hacia una subida de tipos de 50 puntos básicos en mayo e incluso junio para poner el colofón final a un ciclo histórico de subidas de tipos: llega el último vuelo de los 'halcones'.

El precio del oro se está acercando a cotas históricas. Sería injusto atribuir a un solo factor el rally del metal precioso, pero lo cierto es que uno de ellos llama especialmente la atención. Los bancos centrales de varios países están acumulando cantidades históricamente elevadas de oro. Este movimiento también está concentrando los comentarios de varios analistas que creen que algunos banqueros centrales pueden estar anticipando el fin del reinado del dólar como divisa de reserva internacional. Siempre que los pilares de algún sistema predominante se tambalean, el dinero busca refugio en el oro, un metal que lleva cientos de años recibiendo la confianza de la sociedad.

El descenso de los depósitos y la liquidez en el sistema bancario está generando importantes turbulencias en los mercados financieros. Medios de comunicación y expertos han puesto el acento en la fuga de los depositantes hacia otros activos con una remuneración más atractiva, como puede ser la deuda pública o los fondos monetarios. Sin embargo, hay otro factor que podría ser incluso más relevante para explicar la caída de los depósitos: la reducción del balance de la Reserva Federal de EEUU, más conocido como quantitative tightening (QT).