Mercados
Hace ocho años que las bolsas europeas viven una época dorada con tres grandes correcciones que no llegaron a más: entre 2015 y 2016 por la devaluación del yuan y el desplome de las materias primas; y en diciembre de 2018 ante dudas por una recesión global. Hoy se han dado cuenta, en cambio, que los bancos centrales no pueden hacer todo lo que sea necesario para salvarlas.