La primera mitad del año no ha resultado nada fácil para los inversores y, de hecho, muchos de ellos se han enfrentado a las primeras pérdidas en sus carteras, tras años en los que la complacencia de todos los mercados, al calor de las muchas políticas de estímulo monetario, no había hecho otra cosa que dotar de rendimientos de dos dígitos a los inversores.