El 'impasse' en que se encuentra la Reserva Federal puede terminar hoy mismo con el dato de paro de agosto. Recuerden que Bernanke y el resto de miembros del banco central han repetido hasta la saciedad que la Fed sólo bajará los tipos si la crisis se traslada de las pérdidas en los mercados a la economía real (una actitud que permite poner de acuerdo a 'halcones' y 'palomas').
Pues bien, el dato de paro de hoy puede empezar a mostrar si existe o no ese impacto en la economía real. Aunque no tendremos datos fiables hasta noviembre, la Fed no tendrá más remedio que actuar si sale malo.
El dato de empleo suele provocar fuertes reacciones del mercado en un mes normal, así que puede pasar de todo con un dato tan decisivo como el de esta tarde. Además, en el mercado hay un temor generalizado a que salga malo.
Oficialmente, la estimación del consenso es una creación de 120.000 puestos de trabajo en agosto. Pero una encuesta entre el sector privado que elabora Automatic Data Processing sugiere que sólo se habrían creado 38.000. La consecuencia es que numerosos analistas han recortado sus previsiones en los últimos días.
Pero además, el dato de empleo de hoy no recoge todavía los despidos provocados por la crisis del mercado de crédito en agosto. La mayoría de los despidos anunciados por las firmas hipotecarias y por los bancos de inversión atrapados en la crisis se produjeron en la segunda mitad del mes, con lo que seguramente no se incluirán en la cifra de hoy. Y si la crisis inmobiliaria continúa, como sugieren casi todos los indicadores, los recortes de empleo continuarán en los próximos meses.
Expertos como James Paulsen, estratega jefe de Wells Capital, consideran que no tendremos datos fiables sobre el impacto de la crisis en el empleo hasta noviembre, cuando se hayan publicado las cifras de septiembre y octubre. Pero, con la que está cayendo en los mercados, en la política y en la opinión pública de EEUU, Bernanke no puede esperar de brazos cruzados hasta entonces. Tiene que anticiparse, que ser 'preemptive' como dicen los anglosajones. Ir por delante de los datos y no reaccionar a ellos, para lo cual también hay una expresión muy significativa en inglés: 'ahead of the curve'.
Por consiguiente, la decisión que la Fed debe tomar en la crucial reunión del 18 de este mes se basará en la cifra de hoy. Si los temores del mercado se confirman y el dato sale malo (y sin recoger todo el impacto de la crisis, como hemos dicho), Bernanke no tendrá más remedio que bajar los tipos. Además, los precedentes apoyan esta idea: siempre que ha habido más de tres aumentos mensuales consecutivos de la tasa de paro -actualmente en el 4,6%-, la Fed ha bajado los tipos.
Ahora bien, si la cifra respeta más o menos las previsiones del consenso -opción que ha cobrado fuerza tras la inesperada caída de las demandas semanales de subsidios conocida ayer-, la cosa cambia mucho. Así lo indica el Libro Beige, una encuesta sobre la actividad que publica la propia Fed y cuyo último informe se conoció el miércoles. Aunque reconoce que la actividad se ha ralentizado, la mayoría de los distritos de EEUU siguen mostrando expansión económica. Más importante: fuera del sector inmobiliario, la Fed no encuentra indicios de que la tormenta de los mercados se haya trasladado a la economía real.
Con una creación de empleo saludable en agosto, Bernanke tendrá muy difícil convencer a los 'halcones' de la Fed de un recorte de tipos inmediato; estos le exigirán esperar al menos otro mes para tener evidencias reales del traslado de la crisis a la economía real, y así evitar el daño reputacional de resucitar el 'Greenspan put' (la idea de que la Fed va a acudir al rescate siempre que Wall Street caiga con fuerza). Y no parece que el mercado esté preparado para un escenario así.