Buscar

Los ETFs pueden morir de éxito

Ainhoa Giménez, Bolságora
26/06/2007 - 0:45

El exceso de fondos y unos subyacentes cada vez más complicados pueden matar la gallina de los huevos de oro.

Como saben, el producto de inversión con mayor crecimiento en EEUU son los ETFs, es decir, los fondos cotizados: son fondos de inversión pero cotizan en bolsa como acciones, con lo cual se pueden comprar y vender al instante, e incluso hacer trading con ellos. Estos fondos se limitan a replicar índices, es decir, son el paradigma de la gestión pasiva. Su gran ventaja son sus bajos costes, imbatibles para los fondos de gestión activa.

En un momento de debate mundial entre la gestión activa y la pasiva (hasta Buffett apoya esta última para los inversores corrientes), su éxito arrollador se cimenta en el universo de oportunidades que ofrecen, su sencillez, transparencia, eficiencia fiscal (en EEUU, no en España) y los citados bajos costes. Por el contrario, la mayoría de los fondos activos no bate a los índices a largo plazo -los buenos sí, pero hay que saber cuáles son los buenos- y sus costes son muy superiores.

Sin embargo, este éxito ha provocado el lanzamiento d ETFs cada vez más complejos, tanto por su estructura -ETFs apalancados, bajistas, etc.- como por sus subyacentes: índices de los valores con mayor dividendo, con mayor crecimiento de beneficios, con PER más bajo, con mejores recomendaciones, con núcleo duro; índices sectoriales y subsectoriales, temáticos (deportivos, por ejemplo)... Y esta complejidad está generando confusión entre los inversores. Los críticos afirman que se está creando una nueva categoría del producto: los ETF del "no lo entiendo".

Elegir empieza a ser muy difícil. "Poder elegir es algo bueno, pero hemos alcanzado el punto en que no es posible sin una formación", explica la firma especializada Vanguard. A finales de mayo, había 480 ETFs cotizados en EEEUU, con unos activos de 471.200 millones de dólares, según Morgan Stanley. 137 fondos se han lanzado sólo en 2007, y 342 más están en preparación. Su volumen de negocio ya supone el 14% del total del mercado.

Además, los productos nuevos empiezan a tener unos costes más altos, al replicar activos más complejos, y no son tan eficientes replicando a los índices (mayores horquillas entre precios de compra y venta, decalaje temporal con el índice...). Algo que se explica por la escasa liquidez de algunos de estos fondos, bien de los muy especializados, bien de los de gestoras muy pequeñas. Estas ineficiencias serán más patentes con el traslado de todos los ETFs de la Bolsa de Nueva York a su plataforma electrónica Arca, donde los especialistas de estos fondos (los encargados de darles liquidez) tienen menos campo de acción.

Con esta euforia, cada vez más pequeños inversores se han lanzado a hacer trading con los ETFs, pensando que lo pueden hacer igual de bien que los hedge funds. Lo cual puede acabar en desastre para muchos. Ahí está el verdadero peligro, según los expertos: si un ETF se hunde, hará un daño irreparable a toda la industria. Y es factible por la falta de liquidez de la que hablábamos. Cuando uno de estos sectores se venga abajo, los inversores querrán salirse a toda velocidad, y los ETFs con menos activos pueden verse forzados a liquidar el fondo.

La demanda está empezando

No obstante, los optimistas consideran que la demanda de ETFs no ha hecho más que empezar y que seguirá creciendo por su popularidad entre los asesores de inversión (figura muy extendida en EEUU y que va a llegar a España con la MiFID), en las cuentas de jubilación (allí cada ahorrados invierte en lo que quiere) y en fondos de fondos. Los asesores los encuentran perfectos, porque -son transparentes y saben lo que están comprando- y les permite tener el control total de las inversiones del cliente y la responsabilidad total de los errores, en vez de compartirla con unos gestores que se equivocan en la selección de valores o que cambian de estilo inesperadamente.

"Los productos basados en el sabor del mes pueden acabar sufriendo, lo que desembocará en una consolidación de la industria", apuntan en otro especialista, State Street. Según sus estimaciones, entre el 60% y el 70% de los nuevos ETFs no son rentables para las gestoras por su bajo nivel de patrimonio. Una purga en este negocio parece inevitable si éste no quiere morir de éxito.