Como saben, cuando un mercado sube ignora las malas noticias, y cuando baja, todo son malas noticias. A perro flaco todo se vuelven pulgas. Si la corrección del martes y el miércoles había tenido detrás el empeoramiento del escenario de los tipos en EEUU, ayer se sumaron otros dos factores negativos: el batacazo de los precios de los bonos y el rally del petróleo.
En realidad, estos dos factores llevan tiempo amenazando al mercado. Sólo que hasta ahora la tendencia alcista los ignoraba, pero cuando las cosas se giran, sí que importan. Tanto como para servir de excusa a un batacazo del 1,48% en el Dow Jones. Pero todavía fue la caída del S&P 500, del 1,76%, y del Nasdaq, del 1,77%.
Así pues, tenemos la primera corrección seria desde marzo, y quién sabe si no será la gran corrección que tiene pendiente el mercado desde hace años.
Y es que ayer sucedió lo que todos los lectores de Bolságora sabían que tenía que suceder: la rentabilidad del bono a 10 años norteamericano superó el 5%, algo que no sucedía desde agosto. Es más, rompió ese nivel psicológico con una violencia inusitada, y se fue hasta el 5,09%.
En cuanto al petróleo, prolongó su escalada con otro 1,5% hasta 66,93 dólares, animado por los temores al efecto de un ciclón en el Golfo Pérsico. El dólar se movió en la misma dirección que los bonos, es decir, ajustándose al nuevo escenario de los tipos. De esta forma, el euro cayó hasta 1,3425 dólares, cuando el miércoles estaba por encima de 1,35.
Ayer, los principales centros comerciales presentaron sus ventas en mayo, que no sirvieron para sacar de dudas al inversor: la mitad batió las expectativas, y la otra mitad decepcionó. Las alegrías del día vinieron de Biomet, después de que Blackstone elevara su oferta a 11.400 millones de dólares, y de Apple, por las estimaciones de que puede superar sus objetivos de venta del iPhone.