En esta época del año, es habitual escuchar a muchos periodistas y analistas indocumentados decir que el petróleo va a subir por la mayor demanda de gasolina que supone la ‘driving season’ (temporada de mayores desplazamientos en coche por el buen tiempo) en EEUU.
Es algo que recuerda al jefe de policía francés de 'Casablanca', cuando cierra el café de Rick porque "me han dicho que aquí se juega" poco antes de que un camarero le entregue sus ganancias.
Ni sube en verano por el mayor consumo de gasolina ni hay una relación directa con la bolsa. Lo que vienen a decir estas explicaciones es que la temporada de conducción será intensa porque el verano va a ser caluroso. ¡No puede ser! ¿Calor en verano? Quién lo diría... Del mismo modo, cuando el petróleo sube en invierno, es habitual escuchar a los mismos indocumentados achacarlo -han acertado- a que hace mucho frío. Y que se va a demandar mucho petróleo para las calefacciones. En verano hace calor y en invierno hace frío, explicaciones muy convincentes ambas dos.
Como en el mercado hay de todo, hay inversores que se creen estas explicaciones y toman posiciones porque de pronto caen en la cuenta de que en invierno hace frío y en verano, calor. Y no faltan los traders dispuestos a aprovechar una perita en dulce como esa tomando la posición contraria. Los mercados son darwinistas, no lo olviden. Si los operadores supieran que el petróleo sube en verano, tomarían posiciones anticipadamente, lo que haría subir los precios ahora y acabaría con esa pauta estacional.
Sin evidencia estadística
Ésa es la teoría. En la realidad, las cosas siempre son más complicadas. Un estudio de una universidad neozelandesa, dirigido por Ben Jacobsen, investiga las pautas estacionales en el petróleo y en la bolsa. Tomando un período largo, tres décadas, las diferencias entre los meses con mayores movimientos en el crudo y con menores no son estadísticamente significativas.
Si se retuercen los datos para extraer algún tipo de conclusión, se obtiene que, aunque el petróleo suele subir por encima de la media en verano, este fenómeno se da sólo en agosto y septiembre, mientras en que junio y julio no suele haber subidas. Del mismo modo, aparentemente el petróleo se comporta peor en invierno, de acuerdo con las caídas medias en octubre, noviembre y diciembre. Pero la teoría se viene abajo en enero, mes en el que se ha producido una de las mayores subidas estacionales en los últimos 30 años.
Finalmente, tampoco es fácil establecer una relación entre el comportamiento estacional del crudo y el de la bolsa. El estudio de Jacobsen encuentra que la renta variable suele hacerlo mal en los meses posteriores a una subida importante del petróleo, y viceversa. Pero no hay suficientes pruebas de una relación directa en lo que a una pauta estacional se refiere: por ejemplo, la más conocida de la bolsa (sell in May and go away, que la bolsa se comporta peor entre mayo y noviembre que entre noviembre y mayo) no tiene ninguna relación con el comportamiento del petróleo.
En conclusión: los consumidores norteamericanos conducirán mucho este verano y hará calor. Pero si los precios suben de aquí a septiembre, no será por eso.