La locura que se vive en EEUU con los fondos cotizados en bolsa (ETFs) está entrando en una nueva etapa con en lanzamiento de los primeros productos sobre índices de bonos. El lanzamiento masivo de estos productos coincide con unas perspectivas muy bajistas para la deuda.
Primero fueron los fondos cotizados de toda la vida, que se limitan a replicar índices bursátiles: principalmente, los populares Spiders (sobre el S&P 500) y QQQ (sobre el Nasdaq). Después, ante la ingente entrada de dinero en estos productos, las gestoras empezaron a lanzar fondos más sofisticados de todo tipo: apalancados, inversos (para ponerse bajista), con el mismo peso para todos los valores, sobre índices que eligen a los valores por el dividendo, por el volumen de los ingresos y otros aún más originales.
Y ahora llega el turno de activos distintos de la bolsa. Ya existían algunos ETFs sobre divisas o materias primas, pero la última moda son los productos de renta fija. Hasta hace unas semanas, sólo una gestora, BGI (Barclays) contaba con estos fondos, pero otro gigante, Vanguard, ha decidido lanzarse a este terreno con cuatro productos. A lo cual ha respondido BGI con el lanzamiento de un ETF sobre bonos de alta rentabilidad, los conocidos 'bonos basura'.
Como siempre, la llegada de la competencia ha tenido efectos benéficos para el inversor: Vanguard ofrece unas comisiones de gestión de sólo el 0,11% y cubre las posiciones de los inversores con muchas más clases de bonos, lo cual mejora la réplica de los índices y reduce el riesgo.
No es la única firma que va a entrar en este negocio. Ameristock Funds ha presentado cinco ETFs que replican índices de bonos de la firma Ryan ALM, y la propia Morningstar ha creado una familia de índices de bonos invertibles, que quiere ofrecer como subyacentes de los ETFs. Y en el sector se da por hecho que no tardará en entrar en el segmento de la renta fija State Street Global Advisors, otro de los gigantes de los ETFs.
Asimismo, también se espera una ampliación de los subyacentes más allá de la deuda pública de EEUU. Si BGI ha empezado por los bonos high yield, es de esperar que le sigan los bonos de otros países, incluso los emergentes, y la deuda municipal, que en EEUU tiene un gran mercado. Fuentes de Vanguard aseguran que no vamos a ver una proliferación de clases de ETFs similar a la que hemos visto en los de renta variable, y BGI reconoce que la estructura de estos fondos está pensada para las acciones, no para los bonos. Aun así, todo el mundo espera un mayor desarrollo de estos productos.
Lanzados en el peor momento
Sin embargo, estos ETFs de renta fija encaran una gran amenaza: los negros presagios para la deuda pública. Como saben los lectores de Bolságora, la deuda ha confirmado unas figuras de vuelta bajistas de medio/largo plazo, algo que no se había visto ni siquiera en las crisis de los bonos de 1993 y 1998. Lógicamente, si un producto se limita a replicar un índice y este índice se hunde, el producto puede darse por muerto y enterrado. ¿Alguien se acuerda de los fondos tecnológicos?
Ahora bien, estamos hablando de ETFs, no de productos ilíquidos. No hace falta mantenerse en el barco si éste se hunde. Y si eso ocurre, como parece, habrá rebotes y correcciones alcistas que se podrán aprovechar con estos fondos; al fin y al cabo, una de sus principales ventajas es que se puede hacer trading.
Pero claro, hacer trading requiere acertar con las posiciones y la dirección del mercado, lo cual no es fácil en la bolsa, como todos sabemos. Pero resulta que hacerlo en los bonos es todavía más difícil, como demuestran los newsletters especializados en este mercado, según el Hulbert Financial Digest. En los últimos cinco años, sólo un 10% de los newsletters que hacen trading en bonos han ganado más que la estrategia de comprar y mantener. En los últimos 10 años, el porcentaje se reduce al 6%. Estos porcentajes son muy inferiores a los que se dan en la renta variable.
Por tanto, si los grandes especialistas en este mercado no son capaces de batirlo de forma consistente haciendo trading, mucho menos el inversor de a pie. Luego si la estrategia de comprar y mantener se aventura ruinosa y si hacer trading con éxito es dificilísimo, los ETFs de deuda no nacen con el mejor de los augurios, precisamente.