Cuando hablamos de gasto, lo que realmente importa es cómo marcha el mercado laboral. En estos momentos tan inciertos que vivimos sobre la economía norteamericana, en los que no sabemos si vamos camino de una recesión por culpa del mercado inmobiliario o de una recuperación desde los mínimos del cuarto trimestre, los mercados no saben qué dirección tomar.
De ahí su recuperación desde los mínimos de la caída y su incapacidad para volver a máximos. Incluso asistimos a interpretaciones contradictorias: unos días, los datos económicos débiles son buenos porque van a bajar los tipos; otros días como ayer, son malos porque anuncian una recesión.
El dato estrella de ayer fue la confianza del consumidor, una cifra muy relevante habida cuenta que el consumo supone dos tercios del PIB de EEUU. Se esperaba una caída después de cuatro meses de subida, pero ésta fue peor de lo previsto. La subida de la gasolina, la caída de la bolsa a principios de mes y la crisis inmobiliaria explican este mal dato, que sentó bastante mal a Wall Street.
Sin embargo, algunos comentaristas niegan importancia a la cifra. Entre ellos, Justin Lahart, columnista del Wall Street Journal. Para empezar, asegura que no debe sorprender a nadie que los consumidores estén un poco deprimidos con la subida del combustible, la corrección bursátil y la tormenta de las hipotecas 'subprime'. Pero aunque estas cosas hagan que la gente se muestre abatida cuando le hacen una encuesta, eso no significa que vayan a reducir su propensión a comprar cosas.
"Cuando hablamos de gasto, lo que realmente importa es cómo marcha el mercado laboral. Mientras se mantenga fuerte, la gente seguirá comprando", afirma Lahart. Y espera que los datos de empleo de marzo, que se publicarán la próxima semana, ratifiquen esa solidez pese al debilitamiento del sector constructor; así lo cree la mayoría de los analistas.
Este observador reconoce que existe la posibilidad de que la situación empeore de verdad; en ese caso, la gente dirá dentro de seis meses que la caída de la confianza del consumidor en marzo anunció lo que estaba a punto de ocurrir. Pero no cree que sea lo más probable.
"Considerando que el índice ha tenido altibajos durante los últimos tres años y que la economía ha seguido fuerte todo ese tiempo, me sorprendería que esta vez vaya a ocurrir algo diferente", concluye. Por eso, no cree que la bolsa deba conceder demasiada importancia a la confianza del consumidor. Es decir, que la caída de ayer no es más que un alto en el camino. O eso piensa él.