Al séptimo día rompió al alza Wall Street y el Dow Jones se vino arriba sin contemplaciones a partir del martes, con la consecución detrás nuevos máximos históricos consecutivos: el viernes acabó en 12.767,57.
El detonante de este estallido alcista fue, como saben, la comparecencia de Bernanke ante el Senado, en la que confirmó como escenario central de la Fed el de recuperación del crecimiento sin presiones inflacionistas: el mejor mundo posible para la renta variable.
Los observadores creen que esta semana toca descansar antes de continuar adentrándonos en terra incognita en pos de nuevos récords. Desde luego, el momento es propicio para ello: hoy lunes es fiesta en EEUU por el Día de los Presidentes, no habrá grandes datos económicos en la semana y presentarán resultados varios gigantes norteamericanos que no lo han hecho especialmente bien en trimestres anteriores... y que podrían decepcionar de nuevo.
Ahora bien, que nadie dé por hecho este escenario. El mercado ha vuelto a demostrar que está muy fuerte y cualquier noticia importante positiva (¿la OPA sobre Alcoa de la que no se ha vuelto a hablar? ¿La posibilidad de que General Motors compre Chrysler, en un movimiento histórico para EEUU?) puede dispararlo de nuevo. Atentos, pues.
Los datos más relevantes de los próximos días serán el IPC de enero (miércoles) y las actas de la última reunión de la Fed, que se supone reiterarán el mensaje de la semana pasada. También tendremos el indicador adelantado (miércoles). Fuera de EEUU, la gran cita de la semana será la reunión del Banco de Japón el martes y el miércoles, donde podría adoptarse finalmente la aplazada decisión de empezar a subir tipos.
En el campo empresarial el gran día será el martes, con las cuentas de HP, Wal-Mart y Home Depot, los tres miembros del Dow Jones. De momento, la media de crecimiento para las empresas del S&P 500 es del 10,8% en el trimestre, pero para el próximo se espera una caída al 4,3%. De ahí que el temor del mercado se centre en las previsiones de estas compañías.