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Recesión, ¿qué recesión? La fortaleza del consumo disipa los temores de un aterrizaje brusco en EEUU

Ainhoa Giménez, Bolságora
14/01/2007 - 22:41

Si recuerdan, en la entrevista que hemos publicado recientemente, Mister X afirmaba que, más que una recesión, lo más probable era que la economía de EEUU creciera más de lo esperado...aunque eso podría tener consecuencias negativas para los mercados.

No ha hecho falta mucho tiempo para que el mercado empiece a asumir sus tesis: el viernes pasado, un dato de ventas minoristas mucho más fuerte de lo esperado fue un aldabonazo para los economistas e inversores. Tras publicarse el dato, los futuros de los Fed Funds redujeron la probabilidad de una bajada de tipos en junio al 26%. Y prestigiosos analistas empiezan a cambiar su escenario: sí, Samuel Brittan asegura que la Fed no va a bajar los tipos sólo por una corrección, que puede ser temporal, de las materias primas.

Es también el caso de Nariman Behravesh, economista jefe de Global Insight. En una columna en el Financial Times, Behravesh recuerda que la economía norteamericana ha mostrado una resistencia impresionante a una serie de shocks como la crisis de los mercados emergentes, la quiebra del LTCM, el peor mercado bajista desde la Gran Depresión, uno de los peores ataques terroristas de la Historia, los escándalos corporativos, la guerra de Irak, los huracanes o unos precios récord del petróleo. Por eso, opina que "ahora, la peor recesión inmobiliaria desde finales de los 80 no parece que esté arrastrando al resto de la economía".

A renglón seguido, ataca a los agoreros: "Se ha predicho incorrectamente un aterrizaje brusco desde hace más de 20 años". La réplica habitual de los pesimistas es que 'todavía no hemos visto nada', y apuntan al empeoramiento de las finanzas públicas y privadas como prueba. "Sin embargo, desde un punto de vista internacional, las finanzas de EEUU son notables", opina.

A su juicio, tener una tasa de ahorro negativa no es exclusivo de EEUU:
la tienen algunos miembros de la UE y, en las dos últimas décadas, la tasa ha caído todavía más en Italia, Japón, Canadá, Corea o Australia. Respecto al endeudamiento de los consumidores, el ratio sobre la renta disponible es del 130% en EEUU, frente al 155% en Reino Unido, 130% en Japón y Canadá, y 110% en Alemania. Lo mismo ocurre con el déficit público, que se situará en 2006 en el 1,9% del PIB, por debajo de la UE, Reino Unido y Japón. O con la deuda pública, también inferior a la del resto de grandes zonas monetarias.

Don de sí ve un problema este economista es en el déficit por cuenta corriente, que es muy superior al de cualquier economía avanzada (6,5% del PIB) salvo... ¡España! En algo teníamos que ser los primeros. Aunque muchos economistas lo consideran insostenible, Behravesh lo pone en perspectiva: los países pequeños llevan soportando déficits grandes durante mucho tiempo sin problemas y la deuda externa de EEUU (la acumulación de déficits) tampoco es tan grande.

Visto desde el otro lado, si la deuda pública y privada es la causa de los desequilibrios, ¿por qué Japón tiene un superávit corriente persistente cuando la deuda de los consumidores es similar y la del Estado es muy superior a la de EEUU? Este economista responde que la explicación reside en la diferencia entre el crecimiento de la demanda en EEUU y la de Europa y Japón: lo cual demuestra que la fortaleza del consumo en EEUU sigue siendo muy superior a la del resto del mundo.

Ahora bien, si los desequilibrios no se ajustan con políticas macro, lo harán vía tipo de cambio. Es decir, el tan cacareado debilitamiento del dólar. Aquí también rechaza el peligro de las consecuencias de la caída del billete verde: la economía de EEUU no ha sufrido demasiado en anteriores episodios de debilidad de la divisa, y no hay pruebas de que deba provocar necesariamente una subida de los tipos de los bonos (caída del precio). A su juicio, esta situación es peligrosa para los países exportadores, pero no para los que se basan en una demanda interna sólida, como sigue siendo el caso de EEUU según confirman las ventas minoristas.