Japón sigue decepcionando. Tokio es ahora la única bolsa de todas las grandes que ni ha vuelto a máximos del año ni los ha superado. La debilidad del yen se prolonga y retrasa el despegue de la renta variable.
La divergencia no es nueva ya que Tokio llegó a un máximo a principios del pasado mes de abril y se dio la vuelta un mes antes que las demás plazas mundiales. Después la recuperación mundial relanzó el Nikkei antes de que abortara la subida en el transcurso del mes de octubre.
Lo más fácil sería explicar esta falta de correlación con Europa y Wall Street por la necesidad de consolidar el rally muy potente que llevó al Nikkei por encima de los 17.000 entre mayo de 2005 y abril de 2006. Sin embargo, esto era válido hace meses pero ahora no convence: las bolsas mundiales han registrado una subida brillante en lo que va de año pero siguen teniendo carburante para seguir al alza. Japón, no.
Los factores económicos tampoco resultan concluyentes. Es cierto que la inercia de la renta variable coincide con el escepticismo sobre la solidez del crecimiento. Pero estas dudas no son exclusivas de Japón y afectan también a EEUU y Europa.
La política del Banco Central y el tipo de cambio son argumentos más serios. Hasta la corrección de abril, las anticipaciones de subida de tipos de interés y la depreciación del yen evolucionaban en sintonía con la bolsa. Todo sucedía como si los inversores concedieran poco peso a las expectativas de tipos de interés cuando la depreciación del yen era percibida como el mecanismo que permitiría a la economía salir de la deflación: el yen bajaba y la bolsa subía.
Cabe preguntarse si lo que ayer era factor de confianza hoy no se ha transformado en fuente de preocupación. La prudencia extrema del Banco Central no favorece las anticipaciones de crecimiento y deja flotar dudas sobre la evolución de los tipos de interés en 2007 y probablemente en 2008. Japón arrastra la pata dentro del ciclo mundial de subidas de tipos, lo que el mercado interpreta como una señal de fragilidad estructural.
A esto se le suma una seria falta de credibilidad respecto a la gestión del yen. Desde hace varias semanas, se suceden los comentarios del Banco Central, a veces alarmistas, a veces agresivos, que subrayan la anomalía que constituye la debilidad del yen frente a toda divisa. En concreto, el mundo entero pide créditos en yenes para aprovecharse de los bajos tipos de interés e invertir en activos más rentables fuera de Japón.
En un mundo normal, el mercado interpretaría las declaraciones del Banco Central como el anuncio de un cambio significativo de la política (recordemos los numerosos comentarios de Greenspan antes del principio de la subida de tipos de la Fed). No ocurre así en Japón porque el mercado cuestiona el margen de maniobra del que disponen las autoridades monetarias para subir los tipos de interés. Dicho de otro modo, la defensa del yen choca con la necesitad de sostener el crecimiento económico.
Mientras los inversores perciban esta contradicción es probable que la bolsa no pueda volver a despegar a falta de carburante: la baja del yen puede automantenerse - ver nuestro análisis técnico abajo-, los inversores japoneses pueden buscar la rentabilidad en otras divisas y los inversores extranjeros pueden ponerle morro al mercado doméstico.
Si este análisis es correcto, un cambio de tendencia del yen tiene que ser el paso previo a una recuperación créible de la renta variable. No cabe esperar mucho más mientras tanto.
Análisis técnico del yen contra euro y dólar
Euro/Yen
La divisa japonesa está en caída libre para trading frente a la divisa única europea. No está aún en sus niveles de mínimos de los últimos veinticinco años, pero sí en un proceso de caída continua que se ha retroalimentado con facilidad desde la superación de los 140 yenes. En las últimas semanas, como se ha visto, han caído ya los 150 tras una pausa. Nada que objetar por tanto a la tendencia alcista del euro que, tras dos ejercicios en lateral entre 125 y 140 tiene ahora debería ahora vivir un rally firme y relativamente rápido.
Dólar/Yen
Es tanta la falta de fortaleza de la divisa nipona, que incluso contra un dólar norteamericano, considerablemente bajista de fondo frente a casi todo (al menos mientras no se demuestre lo contrario), es incapaz de presentar ciertas sensaciones alcistas. Y la cosa puede empeorar grandemente si caen los 120. En tal caso se rompería al alza un triángulo, como los que hemos visto en la relación euro/dólar que facilitarían un movimiento hacia los 135 con alta posibilidad de resolución alcista para el dólar. Por tanto mucha atención a la caída del yen que podría producirse de caer la zona 120/122 definitivamente. ¡Podrían llegar a verse niveles de 180 en los próximos dos o tres años!