Actualidad
El científico que busca en los confines del Planeta 'superplantas' resistentes a la sequía
- Jaume Flexas y el equipo de investigación de la Universitat de les Illes Balears han viajado de la Patagonia al Himalaya para identificar "supermanes" vegetales
Rafael Daniel
Jaume Flexas Sans es uno de los investigadores españoles más reputados en fisiología de las plantas. Durante los últimos años ha buscado un "superman" entre las plantas que viven en las condiciones climáticas más extremas del Planeta para 'blindar' los cultivos mediterráneos ante la sequía
Catedrático de Fisiología de las Plantas de la Universitat de les Illes Balears, Flexas ha permanecido durante 10 años consecutivos en la lista de los científicos más influyentes del mundo en el prestigioso ranking Highly Cited Researchers (HCR).
Flexas reconoce que aunque "a nivel científico, contra lo que podría parecer, sabemos relativamente poco sobre los efectos del aumento de las temperaturas en los cultivos, cómo les está afectando y cuáles están en apuros, hay cosas que son obvias como que la vid, típicamente mediterránea, se esté plantando en lugares como Gran Bretaña, donde antes era imposible. Seguramente, los agricultores darían más información de lo que están notando día a día". Descárguese aqui gratis la revista elEconomista Agro
En su opinión, la principal amenaza del Cambio Climático para la Agricultura son "las sequías, que cada vez son más abundantes. La temperatura del Planeta se ha incrementado 1,5 grados, que no es mucho, pero que significa que hay muchos más días por encima de 40 grados. Lo que sí es mucho más exagerado es que llueve mucho menos y si la temperatura es un poquito más alta, la evaporación será mayor y las plantas pasarán mucha sed. Por eso regamos muchos cultivos que antes eran típicamente de secano, como la viña, que ahora se riega en todas partes".
Flexas explica que "a nivel teórico, es evidente que cuánto más se incremente la temperatura y llueva menos va a afectar negativamente a todos los cultivos. Por tanto, necesitamos cultivos que sean más resistentes a esos tipos de estrés". Durante los tres últimos años, Flexas y el equipo de investigación de Biología de las Plantas en Condiciones Mediterráneas de la UIB ha recorrido el Planeta en busca de respuestas para hacer frente a la reducción de precipitaciones.
Este catedrático explica que "hay una incompatibilidad bien conocida tanto en agricultura como en ecología entre tolerar y producir. Los organismos que son muy productivos, que crecen rápido, son muy pocos tolerantes. Eso es universal. Nosotros lo que hemos pensado es que si alguien se ha salido de esa disyuntiva tienen que ser las plantas que viven en los extremos de la vida vegetal ¿Por qué? Porque las plantas que viven en la Antártida, en el Himalaya por encima de los 5.000 metros, o en el Altiplano de los Andes, en sitios que tienen muy bajas temperaturas en invierno o por la noche pero con muy altas por el día, con muy poca agua podría ser que alguna pudiera haber conseguido romper esa dicotomía. Necesitas ser tolerante porque viven en sitios con temperaturas extremas, excesos de radiación, de falta de agua… Pero por otra parte, también tienen que ser productivas porque la ventana de buen tiempo va a ser tan pequeña que tienen que crecer muy rápido en ese intervalo o por lo menos producir semillas… Pensábamos que alguna de esas plantas ha podido ser capaz de romper esa barrera y si es así ver qué genes ha utilizado y ver si podemos aprovecharlos para los cultivos.
Solo cinco o seis especies
Los resultados por el momento no hacen que este investigador sea "particularmente optimista pero tampoco pesimista del todo. Lo que estamos viendo es que la gran mayoría de las plantas que viven en esos sitios extremos no han conseguido romper esa dicotomía, es más, la gran mayoría no viven muy felices en esos sitios, simplemente lo soportan. Hemos empezado a encontrar alguna que parece que sí, que tiene potencial productivo y una alta tolerancia, pero solo cinco o seis especies en total".
En la actualidad, su equipo se encuentra en la fase de intentar hacer crecer estas plantas en laboratorio en condiciones controladas de estrés para verificar si sobreviven bien y tienen productividad y ver qué genes están por ahí expresándose que no tengan nuestros cultivos. Esperábamos que casi todo el mundo que viviese en esos sitios fuese un supermán y no es el caso. Estamos en una fase muy preliminar".
Por su situación geográfica, España, "que se encuentra entre los 10 o 12 países punteros en investigación de las plantas", es un verdadero laboratorio para ver los efectos del Cambio Climático. "Más que la subida de temperaturas lo que está afectando más son las olas de calor y en España cada vez son más frecuentes y más intensas. En los cultivos de primavera, si de normal tenemos ya unas temperaturas en esa época que superan los 30 grados, si la ola de calor supone llegar a los 40 las plantas pueden ponerse a temperaturas que están muy cercanas a la temperatura de desnaturalización de las proteínas, que es 45-50 grados. Ahí la planta ya no es que sufra, es que se muere. En países del norte de Europa están a 25 grados, mucho más lejos de ese punto límite que supone la muerte celular".
La importancia del suelo
Flexas destaca la importancia del suelo para los cultivos, que ya está en el centro ya de la agricultura regenerativa. "Dependiendo del tipo de suelo, la capacidad de retención de agua es muy importante. Si tenemos un suelo muy degradado o muy arenoso, que retienen poca agua, lo más probable es que con una ola de calor le pille a la planta sin agua. El agua en las plantas tiene una importancia que todos conocemos, pero de la que a veces no somos conscientes y es que, además de que es por donde suben los nutrientes, es más importante que por el agua se refrigera. Su forma natural de refrigeración es perder agua por las hojas y si no hay agua en el suelo no puede hacerlo".
El científico balear se pronuncia también sobre los polémicos transgénicos. "En Europa se ha tenido históricamente un problema de tipo legislativo hacia los organismos transgénicos, que seguramente tendrá una connotación más política que otra cosa. Ha habido restricciones, aunque no en térmicos de investigación, nosotros podemos utilizarla. Otra cosa es que si sacamos esa planta nos la dejen cultivar".
Flexas se muestra "muy partidario de la edición genética porque es mucho más ecológica que cualquier otra técnica, a pesar del mal entendimiento que hay en la sociedad sobre estas cosas porque la realidad es que mucho de lo que comemos todos los días y que no llevan la etiqueta de transgénico en realidad también están modificadas genéticamente y además de forma aleatoria. Son las técnicas que han utilizado las compañías semilleras europeas y que consisten en inducir mutaciones a lo loco. Le aplicas un producto o una radiación mutagénica y generas la variabilidad y seleccionas aquellos que te interesan más. Eso no se llama transgénico porque no has modificado directamente el gen pero en realidad la has inducido. Es mucho más limpio y seguro la edición génica. Al inducir mutaciones aleatoria has conseguido un tomate más grande, pero es muy difícil tener un control de si además la planta se ha vuelto más sensible a un hongo. Con la edición genética lo puedes controlar. Se reducen los problemas de seguridad y ecológicos porque sólo modificas un fragmento de un gen, mientras que en la inducción aleatoria podría haber otras mutaciones adicionales no detectadas y que se están introduciendo en el medio ambiente".