Las características de la economía catalana, con un peso turístico e industrial superior a la media nacional, se traducen en que se ve más afectada en las crisis, pero a la vez se recupera mejor cuando el ciclo vuelve a la senda alcista. Y lo ocurrido con la pandemia no ha sido una excepción. Tras un desplome del PIB del 11,5% en 2020, cinco décimas más que la media estatal, Cataluña crece ahora por encima de la media, al 3,4% interanual según los indicadores provisionales del tercer trimestre, siete décimas por delante del conjunto de la economía española, y también prevé crecer por encima de la media nacional en 2022, según las estimaciones del Govern y de otros organismos independientes.
Las exportaciones catalanas ya se sitúan por encima de las magnitudes previas a la llegada del Covid-19, y el desempleo es inferior al de los territorios del entorno. Todo ello en un contexto político más estable tras el perjuicio económico que supuso el procés en 2017, si bien la estrategia independentista sigue condicionando la acción de la Generalitat, por ejemplo, con la decisión de ERC y Junts de fiar los Presupuestos de 2022 al apoyo incierto de la CUP.
Locomotora
Precisamente el procés facilitó que la Comunidad de Madrid haya superado a Cataluña como principal economía del país, aunque la región catalana sigue siendo locomotora. Ello coincide con la idea de cocapitalidad económica estatal de Madrid y Barcelona presente en la concepción de elEconomista en 2006.
Cataluña cuenta con motores tradicionales como el sector agroalimentario, el farmacéutico y el químico, y en estos 15 años se ha posicionado internacionalmente en la emprendeduría tecnológica, gracias al impulso de la celebración en Barcelona del Mobile World Congress desde el mismo año en que nació este diario.
Para el futuro, se enfrenta a retos como el de la transformación mundial de la industria de la automoción, que en Cataluña pasa por el cierre de Nissan a finales de este año -con la voluntad de encontrar un relevo en otros fabricantes- y la transición de Seat hacia el vehículo eléctrico, y también puede verse especialmente afectada por la inflación y los elevados costes energéticos, que golpean a la industria.
En el apartado de oportunidades, los fondos europeos Next Generation juegan un papel clave como aceleradores, no solo de la recuperación, sino de la transformación hacia el paradigma de la nueva economía, basada en un crecimiento sostenible a nivel ambiental y social. Cataluña ya tiene adjudicados 2.142 millones para gastar en 2022, y espera recibir más en los próximos meses.