Si uno se queda en los grandes titulares de la prensa, la Reserva Federal ayer mantuvo los tipos en el 5,25% -como se esperaba- y reiteró su fe en el escenario de aterrizaje suave -como el mercado deseaba-. Y aquí paz y después gloria.
Lo cual, en teoría, significa que mantendrá este nivel durante algún tiempo hasta que la moderación de la inflación y el crecimiento aconsejen empezar a bajar los tipos.
Desgraciadamente, la realidad siempre es mucho más compleja que los titulares. Hasta hace unas semanas, el mercado descontaba que las bajadas de tipos comenzarían en pocos meses; para principios de 2007, a lo sumo. Ahora, los futuros sobre los Fed funds no esperan que empiecen hasta julio. Y lo que es más llamativo: empieza a crecer la convicción de que Bernanke tendrá que volver a subir los tipos tras la pausa actual. Así lo recogía una encuesta realizada por el Financial Times entre gestores de fondos de EEUU.
Esta teoría se basa en que la inflación puede no estar tan controlada y es vulnerable a un repunte del petróleo y de las materias primas. Además, la Fed de Bernanke es mucho menos tolerante con la inflación de lo que lo era Greenspan. En tercer lugar, pese a las 17 subidas de tipos consecutivas (desde el 1% hasta el 5,25%), este nivel sigue siendo bajo en comparación con otros ciclos alcistas como el de 1995 y 2000. Y no digamos si hablamos de los tipos a largo plazo (los de los bonos), que están por debajo del precio del dinero.
Sin embargo, Bernanke tampoco está seguro de poder evitar un aterrizaje brusco y una recesión. Tiene muy presente el desastre del año 2000, cuando la Fed tardó demasiado en bajar los tipos por miedo a realimentar la burbuja de la bolsa, y provocó la recesión de 2001.
Es decir, no sabe qué hacer. Ante esa tesitura, Bernanke ha decidido apuntarse al estilo Greenspan en sus comunicados: la ambigüedad, las afirmaciones contradictorias, los rodeos... y la falta de pistas para el mercado. El viejo Alan llegó a ser un maestro en ese arte de decir mucho sin decir nada. Bernanke está más verde, pero el comunicado que acompañó a la decisión de ayer no está nada mal.
Tan ambiguo es que hasta el Wall Street Journal ha sacado un gráfico en su página web para interpretar cada párrafo del texto. Primero habla del enfriamiento inmobiliario y de la ralentización económica, igual que en septiembre. Pero introduce un nuevo pasaje con una predicción de crecimiento moderado, que a este periódico le suena "muy neutral".
Además, elimina la referencia a las presiones de la energía sobre los precios -no en vano, el petróleo ha bajado un 25% desde máximos-, pero más tarde alude a ella cuando repite el párrafo de septiembre que aseguraba que persisten riesgos inflacionistas... justo después de afirmar que las presiones inflacionistas "probablemente" se van a moderar con el tiempo. ¿En qué quedamos? Para rematar la faena, uno de los miembros del Comité votó ayer a favor de una subida de tipos, al igual que en la reunión anterior.
Lo único que parece claro -y así lo reitera el comunicado- es que los próximos movimientos dependerán de los datos económicos. El problema es saber a qué datos dará más relevancia Bernanke en un contexto tan confuso y contradictorio como el actual. Seguro que ahí vamos a tener motivos sobrados de debate en las próximas semanas.