Bolsa, mercados y cotizaciones

Seis alternativas para desbrozar el escaso interés que ofrece la deuda

El inversor en renta fija tendrá que lidiar pronto con el cambio de rumbo del Banco Central Europeo; para ello, los expertos dan pistas, recalcando el atractivo de los fondos flexibles.

La inversión en renta fija, ahora que los bancos centrales retiran los estímulos y parece que el crecimiento económico empieza a tener fuelle, exige tener un acercamiento muy cuidadoso. La rentabilidad de muchos bonos europeos está por los suelos, lastrada por las compras del Banco Central Europeo (BCE) en el soberano y el corporativo del Viejo Continente, y los precios están demasiado altos como para esperar repuntes destacables. Desde Nordea AM lo resumen, destacando los niveles "extremadamente reducidos de los rendimientos y los ajustados diferenciales de la deuda corporativa, que hacen que las previsiones de beneficios sean considerablemente inferiores en comparación con sus rentabilidades históricas". Desde CaixaBank Asset Management creen que "los bancos centrales se cargarán de motivos para seguir aplicando sus estrategias de salida, por lo que esperamos una gradual subida de los tipos de interés". Y más tipos, sumado a que el BCE poco a poco dará menos apoyos monetarios, significan malas noticias para los precios de los bonos. Si bien hay quien cree que aún hay una ventana de oportunidad en bonos periféricos y corporativos europeos, debido a que el BCE "sigue teniendo un tono de prudencia", como destacan desde Janus Henderson, la gestora explica también que "un riesgo para los mercados de deuda europeos es que haya un cambio de tono del BCE en 2018, y sea más agresivo. En ese caso, esperamos que se puedan producir pérdidas significativas para los inversores de bonos".

En este contexto, la búsqueda de rentabilidad en renta fija no será tarea fácil, y muchos expertos destacan que lo más sensato es invertir en fondos flexibles de renta fija, que no están ligados a un índice y, en resumen, tienen libertad para poder adoptar estrategias muy diferentes y poder adaptarse a este entorno complicado para la deuda. Eso sí, dentro del jardín de la renta fija, que en este momento está descuidado, con una enorme cantidad de malas hierbas en el mercado europeo, los productos flexibles no son la única alternativa que tiene ahora el inversor: fondos de duración negativa, bonos ligados a la inflación, bonos flotantes, deuda corporativa y algunos tramos de la deuda estadounidense y de emergentes, también son interesantes para los analistas. El atractivo de los fondos flexibles es que pueden acudir a todos estos tipos de activos con facilidad. "Es fundamental disponer de la libertad que confiere no estar limitado por ningún índice", explican desde Nordea AM.

Duración negativa

En España, en enero de 2017, surgió el primer fondo de duración negativa constante -los fondos flexibles que ya hay disponibles pueden adoptar puntualmente esta estrategia, pero no es constante-: CaixaBank RF Duración Negativa. Pocos meses después, Mutuactivos siguió sus pasos, lanzando el Mutuafondo Duración Negativa, que mantiene una duración negativa media de 7,5 años. Estos productos aprovechan las caídas en los precios de la renta fija, y el inversor gana cuando se producen fuertes ventas de deuda en el parqué. Desde Mutuactivos destacan que el vehículo está diseñado para "aprovechar la subida de tipos de la curva, sin tener que entrar a través de derivados". Eso sí, no creen que sea una buena idea que este tipo de fondos sean la base de la cartera de un inversor, si no que recomiendan que se utilicen como "una cobertura natural" para la inversión que ya se tiene en renta fija, teniendo en cuenta el contexto actual.

Bonos ligados a la inflación

Se trata de títulos que reparten un cupón fijo, pero que, al vencimiento, devuelve el principal con un aumento, que variará en función de cómo se haya comportado la inflación durante el tiempo en el que se ha tenido el bono en cartera. Eso sí, si hubiese inflación negativa durante todo este periodo, nunca devolvería menos del principal invertido. Desde Credit Suisse Gestión consideran que entrar ahora en este tipo de títulos "puede ser una buena alternativa, fuera de la zona euro", ya que, "en Europa, a pesar del rally de las materias primas a lo largo del último año y los datos positivos de crecimiento, la inflación se sigue revisando a la baja". El propio BCE ha reducido durante los últimos meses sus expectativas de inflación para los siguientes años, estimando un avance de los precios del 1,5 por ciento para el año 2019, por debajo del objetivo del 2 por ciento.

Bonos flotantes

Estos títulos funcionan de forma similar a una hipoteca: los intereses que se cobran van cambiando periódicamente, porque están referenciados a una tasa, como es el caso del euríbor. Así, en un contexto de subida de tipos de interés por parte de los bancos centrales, estos títulos tienden a ser interesantes. Desde Credit Suisse Gestión destacan cómo en algunos de sus productos de perfil conservador "se ha constituido una posición en bonos flotantes", pero también explican que tienen un problema: "cada vez que sale una emisión en primario, es tan alta la demanda por la cantidad de liquidez que hay en el mercado, que el emisor acaba recortando el spread sobre el secundario y no es tan atractivo".

Deuda corporativa

Invertir en bonos de empresas también puede dar alegrías al inversor, algo que defienden desde M&G, alegando que "tenemos unas tasas de inflación que siguen a nivel global a niveles moderados, y esto, combinado con los crecimientos positivos, cercanos al 2 por ciento en desarrollados y al 6 por ciento en emergentes, establece condiciones favorables para la deuda corporativa. Las empresas mejoran los beneficios por el crecimiento, y la inflación positiva, pero moderada, es algo que permite a estas compañías subir los precios y mejorar los márgenes". Para ellos, los sectores más interesantes ahora son el de las telecomunicaciones y el financiero, donde ven valor incluso en Europa, ya que "los bonos emitidos por bancos no forman parte del programa de compras de deuda del BCE, y las valoraciones están menos ajustadas".

Deuda EEUU y emergente

En Estados Unidos el ciclo de política monetaria va por delante del europeo. El BCE sigue a su homólogo estadounidense, la Reserva Federal, con cerca de 4 años de diferencia, por lo que la situación en el gigante norteamericano es ahora diferente a la de la eurozona. El corporativo estadounidense es interesante, según destaca Credit Suisse Gestión, al explicar que "tiene valor relativo la renta fija senior a corto plazo en Estados Unidos, frente a la europea. Se puede encontrar crédito no financiero con grado de inversión a corto plazo por encima del 2 por ciento de rentabilidad, con un riesgo muy reducido". Y no sólo eso, ya que también destacan cómo "en Estados Unidos, por el aplanamiento de la curva, la deuda del tesoro americano a dos años está al 1,70 por ciento. A estos niveles de euro / dólar, por encima del 1,18 por ciento creemos que tiene valor relativo frente a la deuda soberana de Europa".

En los mercados emergentes también se puede encontrar valor, según destacan desde la gestora Pictet, ya que consideran que ahora es una buena idea "tener duración corta en bonos de estos mercados, ya que hay países como Turquía o Rusia que cuentan con tipos de interés reales altos -la resta del tipo de interés nominal con la tasa de inflación-, mientras el IPC sigue cayendo en estos países".

Fondos flexibles

La idea más repetida por los expertos es la inversión en fondos que tienen la categoría de flexibles. Sin estar ligados a un índice, permiten al gestor moverse con libertad: adoptan duraciones negativas, compran todo tipo de bonos, incluyendo flotantes y ligados a la inflación, corporativos, de cualquier región... etc. Legg Mason defiende esta idea explicando que "la gestión de la renta fija cada vez es más complicada. Los movimientos son más bruscos, las clases atractivas quizá no lo son en pocas semanas, y por ello hay valor en fondos que se gestionan de una manera activa y sin restricciones". Además, añaden que "no todos son iguales: hay muchas oportunidades distintas, con diferentes volatilidades que quieras asumir, perfiles de riesgos, y más o menos capacidad de tener flexibilidad en las carteras". CaixaBank, M&G, Nordea, Credit Suisse... son firmas que defienden este tipo de fondos de gestión activa, ante la tesitura que presenta actualmente el mercado.

Vehículos interesantes

Entre los fondos disponibles en España, que exigen una inversión mínima inferior a 10.000 euros y un tamaño superior a los 100 millones de euros, aparecen varios que pueden ser atractivos para tratar de exprimir rentabilidad a la renta fija. En el gráfico se destacan los cuatro fondos flexibles que cumplen este criterio y mejor se comportan en el año, además de los dos fondos dedicados a la inversión en bonos flotantes que con esos criterios lideran por rentabilidad y, de igual forma, dos vehículos de duración negativa con los que el inversor puede cubrir su cartera de renta fija para reducir el riesgo que mantiene.

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