
La diferencia entre atravesar un mar en un transatlántico o en una lancha es la seguridad con la que lo hace. Es el caso de los veinte títulos de la bolsa española que negocian menos de 100.000 euros al día. Cualquier inversor podría quedar ?pillado? en ellos ante la falta de liquidez de estos valores que provoca, además, ?bandazos? impredecibles en su cotización
Al iniciar una travesía por aguas desconocidas del parqué bursátil, todo inversor debería asegurarse de que el buque en el que viaja le permitirá llegar a puerto en el momento en el que así lo desee. De lo contrario, la única posibilidad es desembarcar a destiempo, a costa de haber perdido dinero (bien sea mucho o poco) a la deriva e, incluso, llegar a naufragar.
En el océano que ejemplifica la bolsa española, hasta veinte compañías negociaron de media menos de 100.000 euros al día durante los últimos seis meses. Son títulos muy susceptibles de dejar pillado a todo inversor que decida iniciar el viaje montado en ellos. Más si cabe en temporada estival cuando el volumen movido por el mercado es sensiblemente inferior al resto del año. Y puede llegar a ser, incluso, peligroso. "Muchos son valores históricos de la bolsa y suelen ser objeto de especulación. Por ello, los movimientos generalmente son amplios, tanto en fases bajistas como en las alcistas. El riesgo principal es que no haya liquidez suficiente para poder deshacer una posición (sobre todo si es una posición grande), por lo que nos veamos obligados a hacerlo a un precio sensiblemente distinto", afirma José Luis Herrera, analista de CMC Markets. Es lo que los expertos denominan horquilla (spread) de precios que se amplía conforme la liquidez del valor disminuye y puede provocar, sencillamente, que, aunque el inversor quiera salirse de la acción a un precio de 10 euros, éste no pueda hacerlo hasta que no se le ofrezca un precio de cruce -alguien que quiera comprar, para que él pueda vender-, pongamos por caso, a 8 euros.
Bodegas Riojanas es el mejor ejemplo de ello. La compañía vinícola movió, de media, unos 5.251 euros diarios durante el último medio año. Es el valor nacional con menor liquidez de mercado y aquel en el que se presupone un mayor riesgo para quedarse pillado. De hecho, para rotar los 22,6 millones de euros que capitaliza la firma se estima que tardaría más de 16 años y medio en poder hacerlo al ritmo actual. Es por ello que, en el caso de un inversor cortoplacista, no constituyen la mejor idea. "No me parecen los valores adecuados para este tipo de operativa", afirma Luis Lorenzo, analista de Dif Broker. "Los valores con muy poco volumen nos pueden ocasionar serios problemas de contraparte. Ahora bien, si nuestra idea es la de tomar una posición a largo plazo, esta variable no me parece tan importante porque el ruido del día a día del mercado no nos debería de importar y no tenemos ninguna intención de movernos", concluye. Aunque es cierto que el comprador juega a ciegas.
Sólo seis de los veinte valores cuentan con seguimiento suficiente por parte de las casas de análisis como para tener una recomendación. Es justo reconocer, sin embargo, que cinco de los seis lucen una compra clara por parte de los expertos; a saber, el fabricante de máquinas distribuidoras de comida y bebida Azkoyen, la inmobiliaria Renta Corporación Real Estate, cuya acción cotiza prácticamente plana desde el año 2009 -entre medias sufrió una suspensión de cotización, y no ha sido la única: Dogi es otro ejemplo-, Vocento como parte de los medios de comunicación, la farmacéutica Reig Jofre (que ha perdido un 92 por ciento de su valor desde los máximos de 2007) y Elecnor, una eléctrica que entró a formar parte de la bolsa española allá por la década de los noventa, que cuenta con la mayor capitalización de todas ellas -por encima de los 664 millones de euros-. Adveo, la sexta en discordia, es un mantener. "El poco seguimiento por parte de especialistas hace que la información que llega sea en bruto mediante la presentación de resultados. Y esto", comenta Álvaro García-Capelo, de XTB, "podría ser un hándicap para inversores con menores conocimientos" porque se enfrentan, de repente, a fuertes bandazos en la acción de estos títulos.
Las inmobiliarias son uno de los ejemplos más claros de los barcos de papel que aún sobreviven en el mercado. Montebalito, Inmobiliaria del Sur, Renta Corporación Real Estate y el Grupo San José son clásicos ejemplos de firmas que coronaron la cima allá por el año 2007 y que, a día de hoy, se han convertido en zombies del mercado -ver gráfico-. Otras como Dogi o Adolfo Domínguez pierden más de un 90 por ciento desde el año previo a la crisis de Lehman Brothers, hasta llegar, como es el caso de la firma de ingeniería Inypsa o de la de maquinaria GAM, a convertirse en valores calderilla. Una acción de estas compañías no vale más de 20 céntimos en el mercado. ¿Qué hacen, entonces, en bolsa? "Buscar financiación y visibilidad", sentencian desde XTB.