La gran historia del comienzo del año en los mercados no está en las bolsas sino en las materias primas. En los últimos días, todas ellas -desde el cobre hasta el petróleo- se han hundido. Y eso ha hecho sonar las alarmas, pues empiezan a ser muchos los que ven en ello una señal de una fuerte ralentización del crecimiento económico.
Los futuros sobre el cobre se desplomaron el 7,7% el miércoles y ayer bajaron otro 1,8%. Desde los máximos de diciembre, la caída alcanza el 27%. El petróleo, la materia prima más seguida por los inversores, cayeron casi el 5% ayer, después de haber superado el 4% la víspera. El futuro de próximo vencimiento cotiza a su nivel más bajo desde junio de 2005: 55,59 dólares. El descalabro se extiende a los cereales, los metales industriales, el ganado y el algodón.
¿Por qué estas caídas son una señal de ralentización económica? Según Ritholtz Research, la caída de la demanda de la industria se nota en los precios de las materias primas mucho antes que en las estadísticas económicas oficiales. El cobre, en particular, se considera un indicador económico muy fiable por su amplio uso en la producción industrial: "El cobre es el metal con un doctorado en económicas", según esta firma. "Cuando baja, significa que estamos haciendo menos casas, oficinas y ordenadores".
De hecho, el cobre no hace sino afianzar el declive del PIB en 2006 (desde el 5,6% del primer trimestre al 2% del tercero), el reciente empeoramiento del sector industrial y la debilidad del consumo expresada en las pobres ventas de la temporada navideña.
Asimismo, la caída del petróleo también puede indicar una menor actividad en el transporte de mercancías, algo que el Dow Jones Transportes lleva meses anticipando con su fuerte divergencia bajista. Paradójicamente, este índice ha recuperado en las últimas sesiones; pero eso se debe a la subida de las grandes beneficiadas de la caída del crudo, las aerolíneas, que ha anulado la caída de las demás compañías.
Lo que está ocurriendo en las materias primas puede indicar que el debate en el mercado está equivocado: en vez de discutir sobre cuándo bajarán los tipos -el gran debate actual, y más después de las actas de la Fed-, tal vez habría que plantearse si la economía de EEUU no está al borde de la recesión.
Así lo cree Merrill Lynch, una firma que considera que el cobre puede caer otro 30% en 2007. Su estratega jefe, Richard Bernstein, cree que hay una forma de conjugar ambos debates: si la economía repunta en el primer trimestre, la Fed aplazará las bajadas de tipos, y eso hará descarrilar el crecimiento en el resto del año. "Quizá es lo que el Doctor Cobre está viendo ya".