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¿Correrá el aire o nos helaremos de frío?

Al haber sido de los primeros directores de inversión que alertó de la posibilidad de que Europa entrara en un periodo de deflación quiero aclarar que nunca lo planteé como algo malo per se. Un periodo corto de IPC negativo no sería malo. Por decirlo de forma sencilla: pondría las cosas en su sitio. Los excesos inmobiliarios, los salarios que suben más que la productividad, los precios prohibitivos de los restaurantes, los abusos de los oligopolios -lo más difícil de detener-, nada de eso es bueno y es positivo que el sistema equilibre sus excesos. En Andalucía dirían ¡que corra el aire!.

Cosa distinta sería un periodo deflacionista a la japonesa que durase décadas. Un proceso así es malo para todo el mundo -menos para inversores bien asesorados- porque durante años baja todo -salarios, precios de venta en los comercios, tarifas de los autónomos...-. Todo menos las deudas. La hipoteca no baja. Ciertamente los intereses pueden bajar, pero el plato fuerte de una deuda es el principal. Tampoco es bueno para la economía en general. Empezando por las deudas del Estado, que les pasa igual que a la hipoteca de los particulares. Ni para las empresas. Sus deudas se mantienen, pero tienen que bajar precios de venta -y márgenes- porque si no la gente pospone sus compras, es decir, se instala en la mente de los consumidores la idea de que si espero un par de meses, lo compraré más barato.

¿Porque sigo creyendo lo mismo que hace año y medio, es decir, que España y posiblemente toda la Eurozona vivirán un breve periodo deflacionista? Muy sencillo: porque si destrozas la capacidad de consumo del país a base de impuestos confiscatorios, bajan los salarios por la llamada devaluación interna, el resultado es que se reduce drásticamente el consumo. Es más, consideraciones éticas aparte, quién más consume son las clases medias y medias altas, y con la imposición directa e indirecta -IVA, impuestos especiales, los de la factura de la luz, subvenciones varias...- que tenemos actualmente, la unidad familiar que esté en el tipo máximo de IRPF le entrega al Estado el 70 por ciento de sus ingresos. Lógicamente les quedan pocas ganas de gastar. Y si encima el euro está como el primo de Zumosol frente a la mayoría de las divisas, el cóctel es perfecto.

En mi opinión, de entrar en un periodo de deflación, será corto. Primero porque el BCE actuará. Llega tarde, pero más vale tarde que nunca. Segundo, porque la economía norteamericana ya se va convirtiendo en locomotora y tirará de Europa. Y los mercados emergentes, si bien andan flojillos, su debilidad ya la quisiéramos nosotros. Finalmente, porque los Gobiernos europeos se darán cuenta que, o de verdad meten dinero en el bolsillo de los ciudadanos y se dejan de bajadas con truco, o perderán estrepitosamente las elecciones. Para acabar: la deflación no es un mal escenario para ahorrar e invertir.

Especialmente para el que se aseguró cupones fijos comprando títulos de renta fija de empresas solventes que seguirán pagando el cupón inicial durante años. Y lo mismo en deuda pública. Es más, el BCE, que ve asustado como su objetivo de estabilidad de precios se aleja, procederá a inyectar dinero en el sistema. Y eso es bueno tanto para la renta fija como para la variable.

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