Seguro que has oído hablar de sus bondades, es hora de que lo pongas en práctica. Relaja todo tu cuerpo, abre tu mente y disfruta de una clase de Pilates para no iniciados. Cuidado: engancha.
Su nombre se debe al fisioterapeuta alemán Joseph Pilates que descubrió en 1920 que, gracias a la concentración, al mover los músculos del cuerpo, se obtenían resultados espectaculares, como alisar el estómago, estilizar las piernas, fortalecer la espalda o alcanzar un equilibrio asombroso. Durante la Primera Guerra Mundial creó estos ejercicios para rehabilitar a los soldados lesionados y hoy es una de las disciplinas de cuerpo-mente más practicadas en todo el mundo.
El Método Pilates combina lo mejor de las tradiciones orientales y occidentales: el estiramiento del yoga, el control respiratorio del Tai Chi, la gimnasia clásica... en unos ejercicios originales y variados. La clave deja de estar en la máxima fuerza muscular para orientarse en los movimientos económicos, con equilibrio y coordinación, a través de los principios básicos que constituyen la técnica, la concentración, el control, la fluidez, la precisión y la respiración.
Para los no iniciados, lo importantes es quitarse el miedo a las posturas y controlar algo de la terminología 'made in Pilates'.
Controla en todo momento tu respiración y concéntrate en cada movimiento. En posición acostada, flexiona las piernas apoyando los pies en el suelo. Mientras exhalas, eleva una pierna y flexiona la rodilla 90º, manteniendo firme el abdomen. Vuelve a la posición inicial. Alterna con ambas piernas, manteniendo un ritmo lento y controlando la respiración. Repite este ejercicio 10 veces con cada pierna.
Partiendo de la misma posición inicial, eleva la cabeza. Mientras inhalas, eleva los brazos paralelos al suelo, a ambos costados del cuerpo, manteniendo siempre la cabeza elevada. Realiza este ejercicio otras 10 veces. No pierdas la posición y tras la finalización, extiende una pierna 45º sobre el suelo y lleva la otra rodilla hacia el pecho. Alterna este movimiento entre una pierna y otra llevando el brazo opuesto a la pierna flexionada al tobillo, para trabajar los oblicuos. Otra tanda de 10 repeticiones.
Siéntate a 90º con las rodillas levemente flexionadas y los brazos extendidos al frente. Mientras exhalas reclínate hacia atrás inclinando el pecho hacia un costado con los brazos extendidos. Ten en cuenta mantener la pelvis hacia el frente. Alterna este movimiento hacia ambos costados en 10 repeticiones.
Para muchos principiantes lo más complicado es mantener la relajación, y es uno de los pintos claves. Para evitar esta tendencia controladora tenemos que relajar los músculos al mismo tiempo que se conserva el tono necesario para mantener la posición de los ejercicios. Un indicio de que estamos tensando los músculos es que éstos empiezan a ponerse rígidos y a temblar, debiéndose liberar parte de la tensión hasta que se alcance un equilibrio entre la rigidez y el colapso total. El Pilates trabaja sobre todo la parte central del cuerpo, esa zona que va desde la parte inferior de la caja torácica y la línea que cruza las caderas, lo que se llama Central eléctrica. Así, el Método Pilates es ideal si se busca aplanar y reforzar el abdomen y desarrollar uniformemente la región lumbar.
La espalda juega entonces un papel principal. Por ejemplo, tenemos que llevar el ombligo hacia la columna, lo que quiere decir que hay que reducir todo lo posible la distancia que hay entre el abdomen y la espalda. Túmbate apoyando la espalda en un tapete o colchoneta y respira normalmente mientras imaginas que un objeto pesado hace presión en el abdomen. Tira del ombligo hacia la espalda y sigue respirando sin permitir que se eleve el abdomen. Mantén el abdomen plano mientras suben y bajan las costillas.
Otro concepto básico del Pilates es "pegar la columna a la colchoneta": Túmbate boca arriba, con los pies juntos y las piernas extendidas. Pega la espalda todo lo que puedas contra la colchoneta (o el tapete) y elimina todo el espacio que haya entre la región dorsal y la colchoneta. Coloca los dedos en la parte la región dorsal y presiona con toda la fuerza que puedas. Aparta los dedos, dobla las rodillas y gira los pies de modo que señalen al cuerpo. Ahora la espalda hará más presión sobre la colchoneta. Repite este ejercicio varias veces, sin hacerte daño por el esfuerzo, hasta que la espalda esté lo más pegada a la colchoneta que se pueda.
Sea cual sea el ejercicio Pilates que se haga, no hay que hacer movimientos bruscos o espasmódicos con la espalda. Joseph H. Pilates hacía siempre hincapié en que se tiene que subir y bajar el torso de una manera suave y gradual, como si la columna vertebral rodara como una rueda, una vértebra cada vez. Lleva tiempo conseguirlo, pero refuerza la espalda y evita que se den muchos problemas.