No hay duda de que la tensión en los mercados en las últimas semanas se ha visto elevada. Aunque sea de manera mínima. Los repuntes en el precio de algunos activos que tradicionalmente han actuado como refugio ante las caídas en el resto del mercado, son un claro ejemplo.
Sin ir más lejos, el precio del oro ha llegado a tocar su nivel más alto en los últimos 11 meses y ya cotiza por encima de los 1.130 dólares. Sin embargo, la sangre no ha llegado al río... por ahora. Con un Wall Street que ayer permaneció cerrado por festivo, los selectivos de renta variable europeos registraron descensos que han favorecido un acercamiento a sus niveles de soporte clave, pero no los perforaron.