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Economía

Bruselas exige a Francia menos proteccionismo y más reestructuración del sector del automóvil

La liberal holandesa Neelie Kroes, comisaria europea de Competencia.

La Comisión Europea y el Gobierno francés se reunieron esta tarde para analizar la idea de París de obligar a los fabricantes de automóviles que se acojan a las ayudas públicas galas a comprar un determinado porcentaje de los componentes de sus coches a suministradores nacionales. Y, según el resumen de la reunión hecho público por el Ejecutivo comunitario, la liberal holandesa Neelie Kroes, comisaria europea de competencia, leyó la cartilla a Francia.

Kroes subrayó a la delegación del Ejecuivo francés que al considerar si conceder o no ayudas al sector del automóvil, "no debemos perder de vista que existía un exceso de capacidad de producción en el sector ya antes de la crisis, y que los fabricantes de coches deberán reestructurarse si quieren competir en los mercados globales".

Kroes también explicó que Bruselas está a favor de medidas que apoyen la demanda de coches como, por ejemplo, los planes de renovación de la flota que incentivan el desguace de los coches más viejos y contaminantes, y la compra de nuevos.

Francia asegura que no habrá proteccionismo

La Comisión Europea también defiende medidas de protección social de los trabajadores como esquemas de suspensión temporal de la producción. Además de ayudas a la investigación, a la innovación, y al desarrollo de productos y servicios verdes.

Otra pista apuntada por Bruselas para hacer frente al colapso del crédito es que los poderes públicos impulsen temporalmente préstamos con tipos de interes reducidos para impulsar la producción respetuosa con el medio ambiente.

Kroes añadió que cualquier requisito, legal o de facto, para que las empresas que se beneficien de ayudas públicas sólo puedan invertir en Francia o tengan que comprar los componentes de sus coches a suministradores franceses sería contrario al derecho comunitario y supondría el riesgo de una vuelta al proteccionismo en Europa que no interesa ni a Francia ni a sus marcas de coches.

Siempre según los portavoces de la Comisión Europea, Luc Chatel, ministro francés de Industria, se comprometió a detallar en Bruselas las medidas francesas una vez sean adoptadas. Y aseguró que no serán proteccionistas ni contrarias al derecho comunitario. En vísperas de la reunión, el portavoz de Neelie Kroes, había puntualizado que el derecho comunitario prohíbe discriminar en función de la nacionalidad a las personas, las empresas y los bienes y servicios.

El enemigo está dentro y fuera

La Comisión Europea combate estos días el proteccionismo en dos frentes. En el interior, el principal contendiente es Francia. En el exterior de la UE, presiona al Congreso de Estados Unidos y a la Administración Obama para que renuncien a incluir en su plan nacional contra la crisis una cláusula que prohíbe comprar acero extranjero con el dinero público que se destinará a la construcción de infraestructuras.

Bruselas ha subrayado que si EE UU pusiera en marcha esta restricción, incumpliría el compromiso político de la cumbre del G-20 celebrada en noviembre en Washington, de no incurrir en el proteccionismo por ser contraproducente para resolver la actual crisis global.

Y también violaría las reglas sobre licitaciones de la Organización Mundial del Comercio (OMC), lo que podría provocar una guerra comercial. Este frente parece pacificado desde que Barack Obama se pronunciara antes de ayer contra la posibilidad de que su país adoptara una posición proteccionista. Aunque el presidente estadounidense no entrara en detalles, Bruselas dio la bienvenida a las declaraciones de Obama y se mostró esperanzado en que la cláusula que discriminaría el acero no estadounidense desparezca del texto final del plan de estímulo de la economía americana.

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